Esta zona vinícola es rica no solo en belleza natural, sino en
historia, la ruta hacia el norte que siguieron los misioneros jesuitas,
franciscanos y dominicos en los siglos XVII y XVIII quedo sembrada con uva
Misión que se usaba para el vino de oficio y que fue la base de una pequeña
industria vinícola que se extendió por todo el territorio. En nuestras tierras
ya había parras silvestres lo que facilitó que a la llegada de los españoles se
injertara la vid traída del viejo continente
y así inicia el crecimiento de los viñedos en México.
En la Nueva España, la prohibición real de producir
el vino fue acatada en algunas zonas pero en otras, como toda la zona norte de
México, siguió el cultivo de la vid y la elaboración de vinos y aguardientes.
El vino comienza con la vid, fruto noble y
milenario; continua con la experiencia y tradición de la gente del campo y
sigue con la destreza del enólogo para
convertirse en preciado vino.
México vive un momento histórico en el mundo del
vino; Es ya reconocido y valorado por sus vinos, la calidad de estos ha impactado y
trascendido fronteras.
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